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Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn 2025: Rumbo a la COP30

Escrito por Enlight | 26/08/2025

La Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn 2025 reunió a delegaciones de todo el mundo para debatir los retos y oportunidades que definirán las negociaciones de la COP 30 en Brasil. 

El encuentro abordó temas clave como el financiamiento climático, la adaptación, la mitigación, las pérdidas y daños, la transición justa y el fortalecimiento de capacidades bajo el Acuerdo de París. 

Con acuerdos parciales y posturas divergentes entre países desarrollados y en desarrollo, las discusiones de Bonn marcaron el rumbo para la próxima cumbre climática.

El desafío climático global rumbo a Belém 2025

El informe de la ONU sobre cambio climático, correspondiente al primer trimestre de 2025, advierte que sin el proceso de cooperación multilateral impulsado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el planeta se encaminaría hacia un aumento de temperatura de hasta 5 °C, con impactos devastadores para todas las naciones, comunidades y economías. 

No obstante, a pesar de reconocer y celebrar la relevancia del multilateralismo climático, también subraya que, incluso con los compromisos climáticos actuales, la trayectoria proyectada de incremento en la temperatura global ronda los 3 °C, muy por encima del límite de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París. 

En este contexto, en el marco de los preparativos hacia la COP30 de Brasil, la tercera carta de la presidencia entrante subrayó que la reunión intersesional de Bonn (SB62), celebrada del 16 al 26 de junio de 2025, debía ser un punto de inflexión para pasar de la confrontación a la cooperación. 

El llamado fue claro: reforzar el multilateralismo, conectar las decisiones climáticas con las condiciones reales de todas las comunidades y acelerar la implementación del Acuerdo de París mediante ajustes estructurales. 

La agenda, que incluyó negociaciones clave sobre el Objetivo Global de Adaptación, el diálogo posterior al Balance Global y el Programa de Trabajo para Transiciones Justas, subrayaba la urgencia de avanzar en temas críticos como financiamiento, adaptación, mitigación y pérdidas y daños.

Asimismo, con la visión de convertir las COPs en plataformas de acción más eficientes, en su carta previa a la celebración de la SB62, la presidencia enfatizó la necesidad de involucrar a todos los actores —incluyendo comunidades locales e indígenas— en una infraestructura global de confianza que permita medir avances y movilizar recursos con mayor eficacia.

Finalmente, cerraba recordando que el éxito de las próximas cumbres dependería de la capacidad de todos los países para comprometerse con metas más ambiciosas y mecanismos efectivos de implementación.

Sin embargo, pese a este llamado claro y urgente, la Conferencia de Bonn cerró con resultados modestos. Las negociaciones estuvieron marcadas por tensiones entre países desarrollados y en desarrollo, retrasos en la adopción de agendas y debates prolongados que, en muchos casos, no desembocaron en acuerdos sustantivos. 

La falta de consensos claros en áreas clave como mitigación, financiamiento y seguimiento de compromisos reflejó los desafíos estructurales que enfrenta el proceso multilateral para traducir las promesas en acciones concretas.

A lo largo de este artículo, abordaremos los principales puntos de discusión y los acuerdos alcanzados durante la Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn 2025, analizando su alcance, las posturas encontradas y los retos que persisten de cara a la COP30 a celebrarse en noviembre de 2025 en Belém, Brasil.

Contexto y principales puntos de fricción

La Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn 2025 se celebró del 16 al 26 de junio en el Centro Mundial de Conferencias de Bonn, Alemania, y reunió a más de 9 mil participantes, entre ellos 3,292 delegados de las Partes y 2,393 observadores. 

Más allá de la convocatoria del Órgano Subsidiario de Ejecución (OSE) y el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (OSACT), así como de su amplia agenda de eventos formales y paralelos, esta reunión adquirió particular relevancia por ser la primera después de la COP29 de Bakú, celebrada en noviembre de 2024. 

Uno de los los principales puntos de fricción de la COP29 fue la adopción del Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG) de financiamiento climático. Este acuerdo fija la meta de movilizar al menos 300,000 millones de dólares anuales hasta 2035, destinados a apoyar la acción climática en países en desarrollo. No obstante, esta decisión ha generado posturas encontradas. 

Mientras que para algunos el NCQG representa un avance histórico que brinda certidumbre financiera y refuerza la cooperación internacional para cumplir las metas del Acuerdo de París, para otros, la cifra resulta insuficiente y deja sin resolver cuestiones clave como la distribución equitativa entre mitigación y adaptación, la previsibilidad de los flujos y el financiamiento de pérdidas y daños.

Como era de esperarse, en Bonn, el debate sobre financiamiento volvió a tensar las negociaciones, persistiendo las diferencias sobre el cumplimiento del Artículo 9.1 del Acuerdo de París, que obliga a los países desarrollados a proporcionar financiamiento a los países en desarrollo. Entre las propuestas realizadas sobre este punto destacaron:

  • triplicar los fondos para adaptación;
  • garantizar recursos para pérdidas y daños; y 
  • establecer mecanismos que mejoren la previsibilidad y el reparto de cargas. 

También cobró relevancia el debate sobre el Artículo 2.1(c), que busca alinear los flujos financieros con un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima, así como su relación con las obligaciones de financiamiento establecidas en el propio Acuerdo.

Como consecuencia de estos desencuentros, el inicio de las reuniones estuvo marcado por un retraso de casi dos días en la adopción de las agendas, debido a que el grupo de Países en Desarrollo Afines (PDAs) insistía en incluir este punto en la discusión, así como las medidas comerciales unilaterales restrictivas. 

Sin lograr un consenso durante el primer día de la Conferencia, fue hasta el 17 de junio que se aprobaron las agendas provisionales, pero sin incluir los temas propuestos bajo el compromiso de que serían retomados en futuras sesiones. Entre los acuerdos fijados para poder avanzar con las negociaciones, se estableció:

  • que los presidentes de los órganos subsidiarios se encargarían de realizar consultas sustantivas sobre el Artículo 9.1 para presentar un reporte en la sesión subsecuente; y 
  • que las medidas comerciales restrictivas se abordarían en los puntos de la agenda pertinentes, incluyendo el Programa de Trabajo Conjunto sobre Comercio y Desarrollo.

Al respecto, el G-77/China reiteró que la provisión de financiamiento público por parte de los países desarrollados es una prioridad fundamental, mientras que los Países Menos Adelantados expresaron su decepción ante la falta de disposición para debatir una obligación legal clave, adelantando que buscarán retomar el tema en la COP30 de Brasil.

Por su parte, la Secretaría de la CMNUCC, a través de su secretario ejecutivo, Simon Stiell, calificó las 30 horas dedicadas a negociar las agendas como “arduas y no acordes con la urgencia que enfrentamos”, instando a las partes a demostrar que la cooperación climática puede ofrecer resultados tangibles.

De esta forma, no fue sino a partir del 18 de junio que las negociaciones sustantivas lograron desarrollarse en un ambiente más constructivo, aunque con una agenda ajustada para recuperar el tiempo perdido. 

A lo largo de la jornada, las negociaciones sobre el programa de trabajo de mitigación fueron especialmente intensas y los debates sobre adaptación se orientaron a destacar la importancia de los medios de implementación.

Avances en adaptación climática y resiliencia global

Fondo de Adaptación bajo el Acuerdo de París

Durante la Conferencia sobre el Cambio Climático de Bonn 2025, las Partes lograron un avance clave tras años de estancamiento: se acordó la transición del Fondo de Adaptación para que opere exclusivamente bajo el Acuerdo de París. 

Este fondo, creado en 2001 en el marco del Protocolo de Kioto, tiene como objetivo financiar proyectos y programas concretos que ayudan a países en desarrollo a enfrentar los efectos adversos del cambio climático

Se nutre principalmente del 2% de los Certificados de Reducción de Emisiones (CERs) generados por el Mecanismo de Desarrollo Limpio, así como de aportes voluntarios adicionales, y permite a los países acceder de manera directa a los recursos a través de Entidades Nacionales Implementadoras acreditadas.

En la misma línea, también se adoptó una guía para refinar la lista de indicadores que medirá el Objetivo Global de Adaptación (Global Goal on Adaptation o GGA, por sus siglas en inglés).

Este marco incluirá métricas sobre acceso, calidad y financiamiento, con el fin de cerrar la brecha de recursos y garantizar que las mediciones reflejen tanto las realidades nacionales como las prioridades de los grupos más vulnerables.

Uno de los compromisos centrales fue limitar la lista a un máximo de 100 indicadores –con posibilidad de concentrarse en solo 40 o 50 principales–. A través de este acuerdo, se busca evitar duplicidades, facilitar el seguimiento y asegurar que los datos sean útiles para orientar políticas públicas y canalizar financiamiento.

Pérdidas y daños: revisión del WIM y la Red de Santiago

Uno de los debates más relevantes en Bonn 2025 fue la revisión del informe conjunto del Mecanismo Internacional de Varsovia (Warsaw International Mechanism for Loss and Damage o WIM, por sus siglas en inglés) y la Red de Santiago, instrumentos clave para atender los impactos climáticos en países vulnerables. 

El WIM, creado en 2013 en el marco de la COP19, tiene como objetivo abordar pérdidas y daños derivados tanto de fenómenos extremos como de procesos de cambio gradual, fortaleciendo el conocimiento, la coordinación y el acceso a financiamiento, tecnología y capacitación.

Por su parte, la Red de Santiago —establecida en 2019— actúa como plataforma de enlace para canalizar asistencia técnica hacia países en desarrollo, conectando sus necesidades con organizaciones, redes y expertos especializados en prevención, reducción y atención de pérdidas y daños. 

En Bonn, las Partes coincidieron en la necesidad de mejorar la implementación, la coordinación y el acceso a asistencia técnica para que ambos mecanismos puedan operar de forma más efectiva. Sin embargo, quedaron pendientes de resolución cuestiones críticas, como el desarrollo de metodologías consensuadas para cuantificar las pérdidas y la definición de mecanismos claros de financiamiento.

Este debate vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de dotar a estos mecanismos de mayor certidumbre presupuestaria y de herramientas operativas que permitan responder de manera rápida y eficaz ante desastres climáticos, especialmente en países con baja capacidad de adaptación.

Transición justa y factores socioeconómicos

Durante las negociaciones, uno de los ejes centrales fue el avance del Programa de Trabajo para una Transición Justa (Just Transition Work Programme o JTWP, por sus siglas en inglés).

Mediante este mecanismo de la CMNUCC, se busca garantizar que la transición hacia economías bajas en carbono se realice de forma justa, inclusiva y participativa, integrando el diálogo social, la creación de empleo decente y el respeto a los derechos humanos, en especial de comunidades indígenas y grupos vulnerables.

El debate sostenido en Bonn 2025 abordó rutas de transición alineadas al objetivo de 1.5 °C, incluyendo aspectos socioeconómicos y laborales, acceso a energía limpia, así como los retos tecnológicos y financieros que enfrentan los países en desarrollo. También se discutieron medidas comerciales unilaterales restrictivas y su potencial impacto en las economías más frágiles. 

Entre los mensajes destacados figuraron la necesidad de proteger derechos laborales, garantizar la participación de pueblos indígenas —incluyendo comunidades en aislamiento—, atender el desplazamiento interno derivado de la crisis climática y gestionar de forma sostenible el uso de minerales críticos.

El JTWP mantiene conexiones directas con otros procesos como el Objetivo Global de Adaptación (GGA), el Programa de Trabajo de Mitigación (Mitigation Work Programme o MWP, por sus siglas en inglés) y el Balance Global (Global Stocktake o GST, por sus siglas en inglés). 

De manera paralela, incluso se planteó la posibilidad de integrar su desarrollo en el trabajo del Comité de Implementación de Katowice (Katowice Committee of Experts on the Impacts of the Implementation of Response Measures o KCI, por sus siglas en inglés).

Como resultado, se acordó continuar considerando su implementación en la próxima reunión (SB63), con el objetivo de preparar una propuesta de decisión que pueda ser adoptada durante la COP30 en Brasil.

Reducción de emisiones y transición energética

Programa de Trabajo de Mitigación (MWP)

El Programa de Trabajo de Mitigación (MWP), creado en el marco de la CMNUCC para ayudar a los países a intensificar sus esfuerzos en la reducción de emisiones y alcanzar la meta de 1.5 °C del Acuerdo de París, tuvo un avance limitado en Bonn 2025, sin lograr acuerdos sustantivos.

Algunos países presionaron para que el programa se centre en acelerar la disminución de emisiones y reforzar la implementación de medidas inmediatas, mientras que otros advirtieron que no se deben fijar nuevas metas sin asegurar previamente el financiamiento y los medios de implementación necesarios.

Uno de los puntos más concretos en discusión fue la propuesta de crear una plataforma digital para el seguimiento de acciones de mitigación, que facilite el intercambio de información. Sin embargo, varios países alertaron sobre el riesgo de duplicar esfuerzos respecto a otros mecanismos existentes y de aumentar cargas administrativas innecesarias.

El estancamiento en este tema deja pendiente un debate crucial para la COP30 en Brasil, donde se espera lograr mayor claridad sobre cómo vincular el MWP con otros procesos como el Balance Global y el Programa de Trabajo para una Transición Justa, asegurando coherencia entre ambición climática y disponibilidad de recursos.

Foro sobre Medidas de Respuesta

El Foro sobre Medidas de Respuesta es un mecanismo de la CMNUCC que analiza los impactos secundarios de la acción climática, en especial los de carácter socioeconómico. 

Busca facilitar la cooperación entre países, mejorar la comprensión de estos efectos y promover el intercambio de experiencias para fortalecer la resiliencia ante la transición climática.

En Bonn 2025, el foro celebró un evento centrado en diversificación económica, transición laboral y evaluación de impactos. Fue en este espacio donde se debatió si la inclusión de las medidas comerciales unilaterales —como aranceles climáticos o restricciones a las importaciones por su huella de carbono— debía ser prioridad. 

Esto generó posturas divididas: mientras que para varios países en desarrollo estas medidas son barreras comerciales injustas, para otros, podrían funcionar como una herramienta legítima para impulsar la implementación de prácticas más sostenibles.

También se discutió la priorización de actividades para el plan 2026-2030, con el compromiso de recibir aportes y propuestas hasta septiembre de 2025. El Comité de Impactos de Medidas de Respuesta (KCI) definirá dichas prioridades, y el tema volverá a tratarse en la SB63, con miras a presentar un proyecto de decisión en la COP30.

Agricultura, seguridad alimentaria y financiamiento

El Programa de Trabajo Conjunto de Sharm el-Sheikh sobre la implementación de la Acción Climática en la Agricultura y Seguridad Alimentaria reconoce el papel clave del sector agrícola para enfrentar y adaptarse al cambio climático

Este programa, vigente desde 2017 y renovado en 2022 por cuatro años, contempla informes anuales, talleres técnicos y un portal en línea para compartir información sobre proyectos e iniciativas.

En Bonn 2025, se acordó que el informe de 2026 deberá detallar necesidades financieras, barreras y medidas para superarlas, con especial atención a grupos vulnerables. También se evaluará cómo se han implementado decisiones previas y se mejorará el portal para ampliar la participación y el intercambio de datos.

Océanos y cambio climático: integración en las NDCs

El Diálogo sobre Océanos y Cambio Climático revisó los avances y desafíos para integrar el componente oceánico en la acción climática

Entre los mensajes clave destacaron su inclusión en las NDCs (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, por sus siglas en inglés), la conservación de ecosistemas marinos, el desarrollo de energías renovables marinas, la transferencia tecnológica y el acceso a datos.

Como antecedente, el Blue NDC Challenge —iniciativa de Francia y Brasil— ha servido como marco para que los países incorporen acciones oceánicas en sus compromisos climáticos nacionales. 

La propuesta aborda la gestión y restauración de ecosistemas de carbono azul, como manglares, marismas y pastos marinos. También promueve la eliminación gradual de la producción de petróleo y gas costa afuera y la expansión de fuentes de energías marinas responsables.

Asimismo, plantea la descarbonización y adaptación de industrias marítimas, como el transporte, el turismo costero y la cadena de valor de alimentos de origen marino; respecto a este último punto, incluye además el fomento de pesquerías y acuicultura sostenibles y resilientes.

Aunque en Bonn no se adoptó una decisión formal, se identificaron vías para integrar estas acciones en las NDCs y fortalecer la cooperación internacional.

Fortalecimiento de capacidades y cooperación científica

Brechas en creación de capacidades para el Acuerdo de París

La revisión de este tema durante la Conferencia reconoció que persisten importantes brechas y necesidades sin cubrir para que los países en desarrollo puedan implementar plenamente el Acuerdo de París. Algunas de estas demandas están fuera del alcance actual del marco de creación de capacidades de la Convención.

Sobre ello, se acordó que el OSE continuará la revisión en su 63.ª sesión, con el objetivo de presentar un proyecto de decisión a la COP30 y a la CMP20 (Conferencia de las Partes en calidad de Reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto, por sus siglas en inglés).

Investigación climática y observación sistemática

En Bonn 2025 se presentaron los reportes más recientes sobre investigación climática y observación sistemática. De manera particular, se destacó la necesidad de contar con datos precisos y actualizados para respaldar la toma de decisiones y orientar la acción climática.

Las discusiones enfatizaron la importancia de la coordinación con organismos internacionales como el IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés) y la OMM (Organización Meteorológica Mundial), a fin de reforzar la implementación del Acuerdo de París y garantizar que la información científica se traduzca en políticas efectivas.

En este rubro, el OSACT acogió las actualizaciones del Séptimo Informe de Evaluación (AR7) y enfatizó la urgencia de abordar las brechas de investigación, de alinear la producción de conocimiento con los objetivos de desarrollo sostenible y de fortalecer las capacidades de los países en desarrollo.

Interseccionalidad e igualdad de género

En el marco de la Conferencia de Bonn, las Partes decidieron extender por 10 años el Programa de Trabajo de Lima sobre género, creado en 2014 para promover el equilibrio de género e integrar esta perspectiva en la implementación de la Convención y el Acuerdo de París. 

Desde su adopción, el programa ha buscado garantizar políticas y acciones climáticas inclusivas, con revisiones y mejoras acordadas en sucesivas COP. En 2017, se amplió tres años más y en la COP23 se aprobó el primer Plan de Acción de Género (GAP). 

Posteriormente, en la COP25 se adoptó un programa mejorado de cinco años, ajustado en la COP27 tras una revisión intermedia. La revisión final, concluida en la COP29, dio paso a su actual prórroga de una década.

El nuevo GAP, que se elaborará a lo largo de 2025, tendrá un enfoque interseccional que contemple las realidades de mujeres y niñas afrodescendientes, indígenas y otros grupos en situación de vulnerabilidad. 

También incorporará temas clave como datos desagregados, salud sexual y reproductiva, prevención de la violencia de género, reconocimiento del trabajo no remunerado y acceso a empleo decente.

Negociaciones pendientes y accesibilidad inclusiva

Durante la Cumbre Climática de Bonn, las Partes abordaron el Balance Global tras la primera evaluación concluida en Dubái 2023. Este mecanismo, establecido por el Acuerdo de París, evalúa cada cinco años el progreso colectivo hacia la meta de limitar el calentamiento a 1.5 °C. 

En este rubro, el debate se centró en cómo fortalecer la metodología y las fuentes de información, con diferencias sobre si limitarse a los informes del IPCC o incluir estudios de otros organismos reconocidos.

Otra discusión clave fue el alcance del próximo ciclo, donde algunos países propusieron que “pérdidas y daños” se trate como un área independiente, mientras que otros defendieron mantenerlo integrado a los apartados existentes. 

No obstante, no se logró alcanzar un consenso sobre el formato ni el alcance del nuevo diálogo destinado a implementar las recomendaciones del GST, por lo que el tema permanecerá abierto.

Finalmente, también se abordaron aspectos logísticos y de accesibilidad para futuras cumbres climáticas, con el objetivo de garantizar reuniones eficientes e inclusivas, en aras de incrementar el alcance de las discusiones climáticas, promover la participación y la diversidad de opiniones. 

Al respecto, las Partes coincidieron en que los países anfitriones deben asegurar la emisión oportuna de visas, sedes seguras, alojamiento suficiente y tarifas asequibles para evitar obstáculos a la participación.

Balance general y agenda rumbo a la COP30

Los acuerdos y desacuerdos surgidos en Bonn 2025 delinean el terreno sobre el que se desarrollará la próxima Conferencia de las Partes en Belém, Brasil. Entre los puntos que se espera se definan y aprueben en la COP30 destacan:

  • Transición justa: definición de rutas de implementación y mecanismos de cooperación para el Just Transition Work Programme, con enfoque en derechos humanos, inclusión social y acceso equitativo a los beneficios de la transición energética.
  • Mitigación: posibles acuerdos sobre la plataforma digital de seguimiento y sobre cómo alinear el Programa de Trabajo de Mitigación con la meta de 1.5 °C, evitando duplicidades y asegurando financiamiento.
  • Medidas de respuesta: priorización de actividades del plan 2026-2030 e inclusión —o no— de medidas comerciales unilaterales como aranceles climáticos.
  • Agricultura y seguridad alimentaria: adopción de medidas para superar barreras de financiamiento y garantizar apoyo a grupos vulnerables.
  • Océano y cambio climático: integración formal del enfoque oceánico en las NDCs y fortalecimiento de la cooperación para restaurar ecosistemas marinos y escalar energías limpias marinas.
  • Género: aprobación de un nuevo Plan de Acción de Género (GAP) con perspectiva interseccional para el próximo decenio, bajo el Programa de Trabajo de Lima actualizado.
  • Balance Global: definición de formato, alcance y fuentes para los diálogos que den seguimiento a las recomendaciones del primer GST.
  • Logística de cumbres climáticas: inclusión de cláusulas en los acuerdos con sedes para garantizar accesibilidad, seguridad y condiciones justas para los participantes.

Bonn 2025 ha dejado claro que las negociaciones climáticas atraviesan un momento crítico: los avances técnicos no serán suficientes sin compromisos políticos firmes. 

En este sentido, la COP30 de Belém representará una oportunidad única —y posiblemente decisiva— para cerrar brechas históricas, traducir recomendaciones en decisiones vinculantes y dar un impulso definitivo a la implementación del Acuerdo de París.